La entrada tradicional al casco urbano de Villanúa se hace a través de un puente medieval, levantado aprovechando los cimientos romanos de una pasarela anteriormente desaparecida. Fue Pedro I de Aragón quien mando su construcción en el año 1100 para facilitar el tránsito en el Camino de Santiago.
Hasta la construcción de la nueva pasarela, ubicada en el área de descanso, ésta ha sido la única entrada al centro urbano de la localidad. Algo que obligó a acondicionar la estructura del puente para al paso de vehículos. Hasta el siglo XIX, además, hubo otro puente de madera junto a la actual presa, que la obra de la nueva carretera destruyó.