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De Torla a la pradera de Ordesa por Turieto Bajo

Desnivel: 355 m
Duración: unas 3 h (ida) y 2 h 30 min (vuelta)
Dificultad: fácil

Sencillo, umbroso y desconocido por muchos es el viejo camino que unía Torla con Ordesa.
Pasear por él es descubrir que el despliegue natural del valle comienza mucho antes de llegar
a su Pradera y, sin duda, también es optar por la mejor alternativa para llegar sin pisar la
carretera.

Desde Torla, hay que cruzar el puente de la Glera, junto al camping Río Ara, y continuar por
la margen izquierda del río (GR 15.2). A la derecha quedará la pista que sube a la sierra de la
Cárquera; más tarde llegará la unión con el camino (GR 11) que lleva al puente de los Navarros y a Bujaruelo. A la derecha, en el límite del Parque, comienza la senda que se interna por Turieto Bajo, en la ribera del Arazas, que acaba de desaguar en el Ara. Prados y sotos dan paso al pinar y éste, a un exultante hayedo en el que se cuelan pinos y, sobre todo, abetos. Sombra silenciosa y almohadillada de musgo que el río acompaña con cascadas (de Molineto, Tamborrotera y de los Abetos). El puente de Ordesa o, más adelante, los de las Fuentes y de los Cazadores, dan acceso a la Pradera.

De Rebilla al mirador de la Garganta (Ordesa)

Desnivel: prácticamente llano
Duración: unos 45 min en total
Dificultad: fácil

Llegar hasta el mirador de la Garganta es un privilegio al alcance de casi todos. El paseo discurre
por una soleada faja en la margen izquierda de río Yaga, en compañía de robles, quejigos, carrascas, arces, avellanos, bojes… y cantos de petirrojos.

Revilla está al final de una pista asfaltada que se toma desde la carretera que conduce a Tella. Una cerrada curva, poco antes de llegar al pueblo, puede servir de aparcamiento. Es ahí donde unos paneles informativos marcan el comienzo del camino. Pronto se cruza el barranco Concusa,
por una pasarela metálica, y la senda se interna en La Faja. A un lado se eleva la pared caliza, que todavía cobija las ruinas de la ermita de San Lorenzo; al otro se hunde el cauce del río Yaga.

Son varios los miradores que se asoman al profundo valle y a los acantilados del Castillo Mayor, donde es posible avistar algún quebrantahuesos. Un pequeño pinar desciende hasta el último de estos balcones, abierto a la angosta garganta de Escuaín y a las surgencias y barrancos que le acompañan.

Los llanos La Larri (Ordesa)

Desnivel: 340 m
Duración:1 h 15 min (ida) y 1 h (vuelta)
Dificultad: fácil

La Larri es un circo de origen glaciar perpendicular al de Pineta, desde el que se obtienen unas
inmejorables panorámicas del macizo de Monte Perdido y la sierra de las Zucas. Subir a Los
Llanos resulta sencillo y sobre todo agradable, gracias a la sombra que proporciona el hayedo
de la Selba Pochas.

El camino comienza detrás de la sencilla ermita de la Virgen de Pineta (1.280 m), junto al Parador Nacional, al que se llega por carretera. La senda está señalizada con las marcas blanquirrojas del GR 11, por lo que no hay perdida, y al inicio hay una fuente para llenar las cantiploras. Las hayas, entre las que se intercala algún abeto, convierten la subida en un sugerente paseo. Tras ellas, un bosquete de pinos anuncia la proximidad de los llanos. Se toma la pista que asciende desde Pineta (otra posibilidad de itinerario) a mano derecha y pronto los árboles desaparecen, dando paso a verdes praderas, que en julio se llenan de lirios morados. Un refugio pastoril (1.575 m) puede servir de punto de llegada.

Las especies animales del Parque Nacional de Ordesa (Los Pirineos)

EL PARQUE ES UN PARAISO DE CASI 1.400 ESPECIES VEGETALES, LA MITAD DE LA FLORA PRESENTE EN LOS PIRINEOS, ENTRE LAS QUE HAY 60 ENDEMISMOS. TAL DIVERSIDAD OBEDECE A LA VARIEDAD DE MICROCLIMAS QUE SE DAN EN FUNCION DE LA ALTITUD (EL DESNIVEL DE CONJUNTO SUPERA LOS 2.000 M) Y LOS GRADOS DE HUMEDAD E INSOLACION, A LO SE SUMA LA DIFERENTE COMPOSICION DE LOS SUELOS.

La influencia del litoral mediterráneo, con carrascas, madroños y durillos, llega hasta las cotas mas bajas, pero a partir de los 900 m de altitud van sucediéndose especies típicamente montanas.

Son masas de carrascal, quejigar, delicados bosques mixtos (de avellanos, álamos temblones, fresnos, tilos, abedules, arces, serbales de cazadores o hermosísimos olmos de montaña), hayedos y húmedos pinares musgosos de pino silvestre. No faltan los abetos, ni las saucedas a lo largo de los ríos. A partir de los 1.800 m, nuevos pinares de pinos silvestre y negro inician la transición hacia los prados de alta montaña, en donde el arbolado desaparece. Cada ambiente tiene un sinfín de plantas acompañantes, que alcanzan una especial rareza en los lugares más inhóspitos, sociados al roquedo.

La fauna que recorre todos estos pisos bioclimáticos es común a otras zonas montañosas. En los bosques abundan las pequeñas y medianas aves insectívoras y granívoras (carboneros, herrerillos, reyezuelos, camachuelos, pinzones, agateadores, pájaros carpinteros), entre las que destaca el urogallo.

Otras son cazadoras, como el azor, el gavilán, el águila culebrera o el cárabo, y junto a todas ellas conviven martas, lirones careto, ardillas, zorros, jabalíes...

Especies más propias de los pisos subalpino y alpino son la perdiz blanca, acentores y gorriones alpinos, el piquituerto, el roquero rojo y la chova piquigualda, a las que acompaña el majestuoso vuelo de buitres leonados, águilas reales y quebrantahuesos. Armiños, comadrejas, marmotas y, ante todo, sarrios completan el capítulo de mamíferos. Los ríos son el territorio de la trucha, del mirlo acuático y de ese singular mamífero que es el desmán de los Pirineos.

Anfibios característicos son el tritón pirenaico, la rana bermeja y la rana pirenaica, descrita por primera vez en 1992, y entre los reptiles hay que mencionar al lución, la víbora aspid, la culebra lisa y lagartijas como la roquera. Además, todavia es posible toparse con los tradicionales rebaños de vacas, ovejas y caballos.